
La primera vez que mis ojos vieron la inmensidad del mar, mi corazón casi exploto literalmente dentro de mi pecho. No recuerdo la edad que tenía, pero ya había escuchado muchas historias fantásticas acerca de los monstruos marinos que viven en el fondo del mar. Cuentos de hermosas sirenas que con sus encantos atacaban a los tripulantes de los barcos que se adentraban en sus aguas. La historia de la ballena blanca gigante. Aventuras de piratas en busca de tesoros y muchas historias de amor a la orilla de la playa.

Las expresiones de asombro en el rostro de un niño cuando recibe una sorpresa agradable o descubre algo nuevo por primera vez, son reflejo de la pureza de su corazón que rebosa de alegría, la inocencia de sus pensamientos y el amor que lo rodea.
Alondra se acostó a dormir esa madrugada con una sonrisa en sus labios y gozo en su corazón. La satisfacción que sentía por haber ganado el concurso de canto aceleraba sus pensamientos al recordar como el público le aplaudió con admiración y la ovaciono demostrándole respeto. Alondra continuó despierta observando la luna a través de la ventana de la cabina del camión hasta que el cansancio la venció obligándola a quedarse profundamente dormida.
Después de saltar a través de la ventana y caer sobre la cama antigua, la figura de yeso quebrada en pedazos que estaba allí se cayó al suelo y se terminó de quebrar totalmente. Rápidamente recogí los pedazos y se los lancé a los hermanos de Pepe que se habían convertidos en gallinas cuando ellos saltaron hacia adentro de la pequeña capilla. Las gallinas cacareaban adoloridas al sentir los golpes de las piedras. Entonces yo corrí hacia la salida y sujeté fuertemente una cortina de las que colgaban a un lado de las escaleras arrancándola de la pared.
Yo sabía que ese grito provenía de alguna de las cuatro puertas que tenía frente a mí, así que instintivamente me acerque hacia la baranda de hierro y mire hacia abajo, tratando de encontrar otra manera de salir de donde estaba. Lo que mis ojos encontraron fue que en el siguiente nivel hacia abajo estaba el comedor, perfectamente iluminado por un candelabro antiguo de velas. Allí había una mesa muy larga con canastas de pan recién horneado y varias tazas llenas con chocolate caliente.
El ambiente era húmedo y frio. Yo sentía dolor en todo mi cuerpo como si hubiera realizado una rutina completa de ejercicios de estiramiento corporal. Yo quería abrir mis ojos, pero estaba tan cansado que no pude hacerlo. Sin embargo, lentamente me iba despertando, pero aún me sentía con mucho sueño. Mi corazón estaba agitado y una sensación extraña me advertía del peligro que había a mi alrededor. En ese momento me parecía que había tenido una pesadilla horrible, mi cuerpo estaba sumamente pesado y no podía moverme con libertad. 
Desde niño me ha gustado mucho cocinar y modificar las recetas de cocina para darles un toque muy personal y de alguna forma convertir las recetas en originales combinaciones de ingredientes y sabores a mi estilo particular de prepararlos. En esta ocasión quiero compartir con ustedes una receta a la cual le puse el nombre “Como homenaje a una gran mujer” que fue un ejemplo en muchos aspectos en la vida de muchas personas. Esta receta la utilizo cada época navideña para preparar María Amelia Cake, y siempre que lo hago, me recuerdo como María Amelia se comía casi el pastel entero y con una sonrisa jovial me decía, “Tú tienes la culpa por hacerlo tan bueno, esta perfecto. ¿Sera que me puedo llevar un pedacito para Papa? que se quedó en casa.” Así que cada vez que horneaba hacia un cake especial para ella y a tan solo unos días de su partida quiero decir que su alegría y dulzura permanecerá en el sabor del cake sin importar que esta época navideña sea la primera de muchas que María Amelia no lo comerá.

Columbus Day. 

Cada año en el mes de octubre nosotros los hispanos, nos aventuramos a recordar y celebrar nuestras raíces o lugares de origen. Representando con orgullo a nuestros países sin importar si tenemos una, dos, tres, cuatro o hasta cinco nacionalidades mescladas en la sangre. Vistiéndonos de colores representativos de los símbolos patrios de nuestros países; llenando de diversión todo nuestro entorno, y así mostrar la belleza que enmarca a nuestra tierra natal.