JUTIAPA, LA CUNA DEL SOL

Quiero comenzar en esta ocasión, pidiendo disculpas por no haber continuado publicando los capítulos siguientes de “LAS GALLINAS DE PEPE”.  Pero como no todo en la vida es color de rosa, según lo dice mi madre, las cuatro semanas anteriores han sido de aprendizaje constante y redescubrimiento de nuevas historias en mi vida a través de afrontar una serie de inconvenientes que me alejaron totalmente de lo que mas me gusta hacer, “Escribir para ustedes”.

               Muy pronto les estaré contando acerca de todo lo que experimente durante esas cuatro semanas y hoy quiero compartir un poco acerca de un viaje inesperado que realice a mi pueblo natal JUTIAPA, y al final les dejare el enlace para que puedan leer otra vez el primer capitulo de “LAS GALLINAS DE PEPE”, ya que próximamente estaré publicando los capítulos siguientes.

                Tenía aproximadamente quince años de no visitar Jutiapa y aunque casi todo ha cambiado y por momentos me perdía en sus calles, el primer día que desperté en mi pueblo tuve el privilegio de poder escuchar el canto de los gallos, que libremente corren por el patio de las casas vecinas.  Así como sentir el agua fresca que llega directamente del manantial mientras me bañaba.  También de poder caminar descalzo sobre la tierra que me vio nacer, dándome la oportunidad de reencontrarme con mis orígenes y de poder sentir la calidez de mis vecinos que apresuradamente me saludaban al comprar algo en la tienda de mi hermana (Tienda Verenice), debido a la situación actual de cuarentena, mis vecinos no podían quedarse a conversar mucho tiempo.

                Jutiapa es un departamento de Guatemala que limita con El Salvador y el Océano Pacifico. La cabecera departamental se llama Jutiapa y en el 2018 según datos tomados del internet, tenía una población aproximada de 488,395 personas.  El departamento esta dividido en diecisiete municipios y cuenta con una riqueza innegable de atractivos turísticos.

                Para mí, regresar a mi tierra fue como renovar la energía de mi cuerpo y el despertar de nuevas ideas en mi mente, especialmente al participar del espectáculo mas hermosos que mis ojos hayan podido contemplar al caer la tarde.  Porque viví nuevamente lo que hace mucho tiempo no se manifestaba en mi corazón y que es uno de los sentimientos mas tiernos y perdurables que a través del tiempo he podido conservar.  Sentimiento que se incrementó al observar las calles de mi pueblo cambiando lentamente de color.  La claridad del día se hizo tenue porque un color anaranjado lleno todo espacio de calor, para luego convertirse en tonos rojos y amarillos que pintaban las calles de pasión.  Dando la impresión de que todo se quemaba envuelto en llamas a nuestro alrededor, mientras el sol se adormecía y se escondía lentamente donde se mese suavemente en mi querida Jutiapa, “La cuna del sol”.

                Para muchas personas caminar sobre sus calles es algo normal y habitual, pero para mí caminar sobre sus calles fue algo trascendental, porque ese tiempo quedo plasmado en mis memorias para la eternidad.  Y ahora quiero invitarles a que disfruten de mi nueva historia y que compartan conmigo las emociones de lo desconocido en…

 

                                                       “LAS GALLINAS DE PEPE (Parte I)”

 

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