
Cuando las personas comienzan a decir que fueron muy felices en el pasado o a relatar anécdotas de lo que vivieron en su niñez, casi siempre terminan llorando nostálgicamente por lo que consideran fue el mejor tiempo de su vida. Normalmente las escucho sin interrumpir y cuando se quedan calladas derramando lagrimas amargas, les pregunto ¿Te gustaría hacer un viaje al pasado? Al escuchar la pregunta generalmente se liberan y lloran con mas fluides. Luego recibo algunas de las respuestas mas comunes, “Si, pero es imposible.” “Si, pero no se puede.” Mientras me observan con incredulidad o esperando a que mágicamente los transporte al pasado para que puedan volver a encontrar la felicidad que anhelan y que se quedo perdida en su mundo de antaño.




Recuérdame en los días lluviosos. Cuando la lluvia te sorprenda caminando en la calle; porque al sentir las gotas frías deslizándose sobre tu piel… Podrás sentir el calor de mi cuerpo ¡Abrigándote!

Recostado sobre el capo del carro, con la mirada fija hacia el cielo y la luz de la luna reflejada en mis pupilas iluminando mis sueños. Envuelto en el silencio de la noche dejo que mis pensamientos vuelen a través del infinito, hasta lograr que mi espíritu encuentre armonía con el universo.
La luz del nuevo día comenzó a brillar sobre Jutiapa, disipando sombras de confusión y dolor con la calidez del sol, que energéticamente comenzó su ascenso sobre el cielo jutiapaneco. Los pájaros comenzaron a cantar en sus nidos. Las flores a esparcir su olor. El viento frio de la mañana a mover las ramas de los árboles y el gallo de la vecina a llenar el ambiente con su canto. Parecía que la luz del sol envolvía todo la que tocaba; como invitando a cada persona que se estaba preparando para salir a trabajar a sentir la perfección del nuevo día en su corazón.
Como la tierra de Tara es Jutiapa para mí…