LA ALONDRA DE ORIENTE. (Parte XI)

Con una sonrisa en los labios despertaba Alondra, enamorada por primera vez, sintiendo que su pecho ardía de felicidad.  La noche anterior había sido muy emotiva.  Su voz había cautivado al público de Jutiapa que le aplaudió cada una de sus interpretaciones. 

Mientras se levantaba de la cama, Alondra suspiro recordando a Saul, sus mejillas sonrojadas y el brillo de sus ojos delataban que estaba enamorada.  Aunque no sabía nada de Saul, Alondra sabía que muy pronto lo volvería a ver, porque Jutiapa no es un pueblo muy grande, así que tarde o temprano se lo volvería a encontrar, ya que todo el pueblo conocía la dirección de su casa.

Alondra estaba tan feliz que por primera vez en muchos años decidió ir a la feria y pidió permiso para llevar a sus hermanitos.  El caminar nuevamente sobre las calles de Jutiapa sin sentir miedo al rechazo de la gente, le devolvió la seguridad en sí misma y el deseo de triunfar como cantante se volvió más fuerte.  Alondra se encontraba jugando “lotería” con sus hermanitos cuando escucho la voz de Saul detrás de ella, “Soy muy afortunado, sin comprar cartones me he sacado la lotería, porque me he encontrado a la mujer más bella de todo Jutiapa.”

Y sin decir nada más se sentó junto a ella tomándola de la mano.  Alondra permanecía en silencio y a pesar de la música y el ruido que hacía toda la gente, los latidos acelerados de su corazón se dejaron escuchar como tambor dentro de su pecho.

“¿Te pongo nerviosa? Porque tú a mí, ¡Me Enloqueces!”, dijo Saul acercando su boca al oído de Alondra, con un tono de voz suavemente dulce.  “Sabes, anoche no pude dormir.  Me pase toda la noche extrañándote a ti y a mi corazón porque te lo llevaste contigo.”

Saul comenzó a juguetear con el pelo de Alondra, provocando que una corriente eléctrica fluyera en la espalda de ella, que en un movimiento involuntario de su brazo izquierdo tiro al suelo el cartón de la lotería.  Saul se levantó a recogerlo y cuando se lo entrego ambos se miraron a los ojos.  En ese instante el enamoramiento se convirtió en amor, entonces ambos comenzaron a reír.  El hielo se rompió a través de la calidez de sus risas y desde ese momento comenzaron a platicar como si se conocieran de toda la vida.

Los viajes que Alondra realizaba junto a Manuel para vender su mercancía en las ferias de otros pueblos no fueron obstáculo que se interpusiera entre ella y Saul.  Porque en cada lugar que Alondra se presentaba a cantar siempre Saul estaba presente, aplaudiéndole, sonriéndole y diciéndole cuanto la amaba.  Alondra nunca cuestiono a Saul sobre cómo le hacía para estar siempre pendiente de ella, o como pagaba todos sus gastos, o en que trabajaba.  A ella solo le interesaba que Saul estuviera a su lado sin importar el lugar al que tuviera que viajar.

Así pasaron quince meses durante los cuales Alondra se enamoró perdidamente de Saul y un día en que Alondra brillo sobre el escenario en una noche blanca, donde el cielo estaba lleno de estrellas que resplandecían con la luz de la luna llena, iluminando el campo de la feria con destellos de plata, Manuel no estaba esperándola para acompañarla de regreso al puesto de ventas.   Alondra estaba inquieta, esa era la primera vez que su padre no estaba allí para protegerla desde que comenzó a cantar en las ferias.

Al observar Saul la inquietud de Alondra se ofreció a acompañarla. Cuando llegaron al puesto de ventas Manuel no estaba allí.  Así que Saul entro junto con ella a la cabina del camión donde Alondra dormía y comenzó a besarla con pasión.  Alondra no puso ninguna objeción, simplemente se dejó envolver en las caricias de Saul.  Olvidándose del mundo exterior, dejando rodar el torrente de sensaciones nuevas que estaba experimentando para entregarse por primera vez al amor.

Saul se quedó toda la noche con Alondra.  Al día siguiente cuando Alondra se despertó estaba sola.  Saul ya se había ido y su padre todavía no había regresado.  Pero a ella no le preocupaba estar sola en el puesto de ventas ya que se sentía inmensamente feliz.  A partir de entonces Alondra se entregaba a Saul cada vez que encontraba la oportunidad de estar a solas con él.

Saul le pidió permiso a Manuel para ser el novio de Alondra. Manuel acepto y se puso feliz de que hubiera alguien que le ayudara a cuidar de su hija.  Manuel pronto le tomo confianza a Saul y lo dejaba a solas con su hija atendiendo el puesto de ventas, mientras él se divertía viviendo su vida desordenada cada vez que salían de viaje. 

Saul en muchas ocasiones le había propuesto a Alondra que dejara de trabajar con su padre y se dedicara solo a cantar, porque así ganaría mucho más dinero y no tendría que permanecer tanto tiempo fuera de Jutiapa.  También le propuso poner su propio negocio. Saul también le decía que tenía amigos que trabajaban en las estaciones de radio y que le podrían grabar un disco para que ella se hiciera famosa en toda Guatemala.  Pero Alondra siempre se negó.  Ella no quería dejar solo a su padre porque le preocupaba el bienestar de Hilda y de sus hermanos.

Con el tiempo Saul y Alondra se volvieron inseparables.  Hilda y Manuel estaban felices con esa relación, Saul era muy cariñoso con Alondra y la trataba muy bien.   Un día que toda la familia estaba cenando en la casa de Manuel, sorpresivamente Alondra se puso de pie y dijo, “Estoy embarazada”.

CONTINUARA… 

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