EL CUARTO ESPIRITU DE LA NAVIDAD (Parte V)

Ebenezer caminaba sin prisa.  No sabia que hora era, aunque podía discernir que ya pasaba del medio día.  No pensaba en cuanto tiempo había utilizado del día de Navidad porque no quería sentirse limitado o restringido por el tiempo, deseaba disfrutar al máximo ese día 25 de diciembre.  Ya había sido esclavo del tiempo y el trabajo por muchos años.  Ebenezer sabiamente se repetía a si mismo que los años venideros serian diferentes porque los viviría con gozo en su corazón y aunque no sabía cuántos años más le quedaban de vida, si sabia que los años por venir, los viviría plenamente, sin egoísmo, sin resentimiento, sin amargura en el alma y sin preocuparse demasiado por el futuro ya que los espíritus le habían enseñado que el futuro no nos pertenece y es incierto.

                Sin darse cuenta Ebenezer llego hasta la puerta de la casa de su empleado Bob, levantando su mano derecha se disponía a tocar la puerta, cuando escucho al Espíritu de la Eterna Navidad hablarle, “Golpea fuerte la puerta porque la señora Cratchit está ocupada preparando el pavo para esta noche, si quieres yo te ayudo”. 

Ebenezer retrocedió un poco asustado, “Espíritu me pareció ver tu cuerpo cuando te disponías a golpear la puerta, anteriormente yo solo había visto tu sombra y por eso me asuste un poco”.

El Espíritu le respondió, “Durante muchos años fuiste un adversario muy difícil de derrotar, porque con tus actitudes poco generosas rasgabas mi cuerpo y unido a los sentimientos dormidos de las demás personas me desvanecía sobre el viento.  Pero si comienzas a ver mi cuerpo, significa que me fortalezco.  Solo espero que todas las personas puedan conservar el sentimiento de la Navidad en sus corazones para que yo pueda continuar viviendo.”

Ebenezer se sintió avergonzado, por todo lo que había dejado de disfrutar y de vivir siempre encerrado trabajando y viviendo de una forma ermitaña.  Pero el Espíritu de la Eterna Navidad le toco el hombro y los sentimientos de culpabilidad desaparecieron de su corazón porque recordó que tenía un propósito en la vida.  Ya no estaba viviendo sin rumbó fijo, ahora Ebenezer sabia con seguridad lo que quería encontrar en su camino por esta vida; FELICIDAD, ese sentimiento que todos los seres humanos anhelamos tener en nuestros corazones y que Ebenezer comenzaba a descubrir a través del servicio desinteresado hacia las demás personas.

Sin perder mas tiempo y con gran emoción Ebenezer toco a la puerta, dando golpes fuertes para ser escuchado.  Una de las hijas de Bob abrió la puerta, “¿Que se le ofrece señor?”.

Ebenezer sin esperar a ser invitado a entrar a la casa, camino hacia adentro y dijo, “Busco a la señora Cratchit”.

La señora Cratchit se encontraba preparando el pavo y al escuchar la voz de Ebenezer se acercó a la sala.  Su rostro mostraba asombro, porque no podía creer que Ebenezer estuviera en su casa. Por su mente corrieron miles de palabras reprimidas que le hubiera gustado gritar y dejar que el resentimiento que tenia en contra de Ebenezer saliera de su corazón, pero el sentimiento de asombro que tenía no le permitía hablar.

Ebenezer sabía lo que podría pasar esa noche durante la cena de navidad en casa de la familia de Bob, y estaba decidido a cambiar las imágenes del futuro que el espíritu de la Navidad Presente le había mostrado. “Senora Cratchit, yo se que mi presencia le resulta incomoda.  También se que uno de sus deseos de Navidad se le ha cumplido al estar yo aquí de frente a usted para escuchar todo lo que usted quiera decirme.  No tenga pena que cualquier palabra que salga de su boca hacia mi será bien recibida porque estoy convencido que merezco todo lo que usted piensa de mí.  Sin embargo, estoy aquí para pedir perdón por todas las limitaciones a las que usted y su familia fueron expuestos durante todos los años que Bob ha trabajado para mí, recibiendo un salario miserable por sus servicios, pero yo le doy mi palabra de que a partir de hoy todo cambiara para bienestar de usted y su familia.  También quiero agregar que velare por la seguridad del pequeño Tim y pagare todos los gastos médicos necesarios para que muy pronto pueda recuperarse y volver a caminar normalmente.”

La señora Cratchit estaba totalmente confundida y no sabia como responder, si gritarle reprochando todo lo malo que había sido con su esposo o agradecer por las promesas que estaba escuchando. 

El Espíritu de la Eterna Navidad comenzó a brillar y su influencia cobijo el corazón de la señora Cratchit dándole paz a su alma. “Ebenezer, no sé cómo ha ocurrido este cambio en su persona, pero quiero darle las gracias; porque algo en mi interior me dice que sus palabras son verdaderas y ahora esta todo claro para mí.  Yo se que fue usted quien nos envió el pavo y todos los regalos que están sobre mi mesa.  Gracias a ese gesto de bondad esta noche de Navidad será diferente para mi familia.  Y será diferente no porque este llena de regalos y comida, sino porque a través de su gesto amoroso el Espíritu de la Navidad iluminará mi hogar con felicidad porque no habrá resentimientos presentes en mi hogar.”  

Ebenezer era el único que podía ver al Espíritu de la Eterna Navidad a pesar de que todos en la casa podían sentir su influencia y con lagrimas en los ojos suplico, “Señora Cratchit, he venido a buscar su perdón y no quiero retirarme sin escuchar que lo he recibido.”

Visiblemente emocionada pero feliz la señora Cratchit dijo, “Yo lo perdono Ebenezer, porque a pesar de que el salario de Bob no era lo justo por todo el trabajo que realiza, jamás faltaron los alimentos básicos en mi hogar y gracias al salario que Bob recibe hemos podido tener una casa donde vivir y poder cuidar de nuestros hijos.  Ebenezer perdone a mí, por dejar que mi enojo hacia usted se convirtiera en resentimiento.”

Ebenezer extendiendo sus brazos pregunto, “Me permitiría darle un abrazo?  Quiero agradecerle a usted por su bondad al perdonar mi actitud retrograda del pasado.  Una cosa más, por favor no le diga nada a Bob, porque tengo una sorpresa especial para él, pero se la daré mañana en la oficina.”

La señora Cratchit no respondió y acercándose a Ebenezer lo abrazo de una forma cálida y fraternal.  Sin resentimientos ni rencores, sabiendo que ese era el comienzo de una amistad verdadera entre Ebenezer y su familia.

Luego Ebenezer salió de la casa de Bob e inmediatamente dijo, “Espíritu veo tu cuerpo, pero no puedo discernir tu rostro; porque cambia constantemente y no sé qué apariencia tiene tu cara.”

“Tus acciones han desatado un alud de emociones llenas de amor hacia otras personas, en la casa de Belle, en los asilos para los pobres y necesitados, en la casa de Bob.  Y ellos también están contagiando a otros con su alegría y generosidad.  Esos sentimientos humanos me alimentan fortaleciendo mi cuerpo, por eso me puedes ver.  Pero aun no tengo un rostro definido, ya que falta mucho mas por hacer.  Los pobres y necesitados existen en todo el mundo.  Yo no pido que tu los ayudes a todos, pero si cada persona hace una buena obra cada día en el lugar donde vive en favor de alguien que sufre dolor físico o emocional y ayuda en alguna manera a satisfacer esa necesidad disminuyendo el sufrimiento humano, en la medida que sus propias fuerzas se lo permitan, el Espíritu de la Eterna Navidad Brillara y el amor entre los seres humanos no morirá.  Cuando la caridad supere el desdén al servicio y cuando el amor supere el egoísmo humano.  Entonces mi rostro ya no cambiara.”

Ebenezer no comprendió a cabalidad lo que el espíritu le dijo, pero se fue meditando sus palabras en dirección a su casa.  Quería descansar un poco antes de asistir a la cena de navidad en casa de su sobrino Fred.    

 

CONTINUARA…  

 

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