LA NIÑA DE MIS OJOS (Parte IV)

 

(La niña de mis ojos es de cuatro capítulos, pero para que los capítulos no fueran muy largos la dividí en seis partes.  Así que hoy no es el final y ahora acompáñenme a leer y sentir la emoción de la cuarta parte.)

En mi sueño parecía que estaba flotando en medio de la oscuridad.  Sin saber exactamente dónde estaba, comencé a moverme cruzando paredes hasta que llegue a una calle desconocida donde mi cuerpo se mesclaba con el viento que movía las hojas de los árboles, la sensación era fascinante porque estaba flotando sobre la superficie de un suelo cubierto de piedras y de repente ella sujeto mi mano, sus ojos negros eran grandes y redondos, su piel blanca con una boca pequeña que parecía cereza, su nariz respingada pero perfectamente acoplada a las formas de su rostro y su pelo una mescla de castaño y rubio.

Me pareció que tenía aproximadamente seis años, me pidió que extendiera mis manos y ella coloco las suyas sobre las mías justo en ese instante pude sentir una desolación total que provenía de su alma, un miedo inexplicable que habitaba todo su espíritu y luego la vi caer al vacío. Su cara se deformo al golpear abruptamente contra el suelo y de pronto su cuerpo estaba cubierto de sangre.  Yo pude sentir su dolor físico y el terror desgarrador ocasionado por el maltrato que sufrió cuando aún estaba viva por culpa de alguien que la arrebato de la seguridad de su hogar separándola de su padre.  Pude ver la oscuridad donde fue sumergida bajo la profundidad de la fría tierra; entonces su dolor fue mi dolor y sus lágrimas fueron mis lágrimas.  Todo mi ser se llenó de compasión por esa pequeña niña que anhelaba regresar a casa.  Necesitada de amor estaba frente a mí y sin proponérmelo llore todo el tiempo que permanecimos sujetados de las manos, no podía comprender tanta crueldad hacia una pequeñita de rostro angelical.  En medio de las penumbras que nos envolvían escuche una voz familiar que me hablo en ese momento: -Cuida de ella, porque ha vagado entre tinieblas.  Ella me trajo hacia ti para pedirte que la recibas porque piensa que eres su padre y yo acepte porque sé que sabrás cuidar de ella, hasta que llegue el momento en que esta pequeña pueda encontrar a su padre.  Yo levanté la vista para ver a la persona que me estaba hablando y descubrí que era mi tío Max, que ya tenía muchos años de muerto, yo le sonreí al verle y justo en ese instante me desperté.

Con el corazón agitado y mis emociones comprimidas en un sentimiento de amor comprendí porque me decía “Dad”.  Seguramente al observar la relación entre mis hijas y yo, decidió que podía formar parte de mi vida y de mi familia remplazando el amor de su verdadero padre, a quien anhelosamente estaba buscando por la seguridad y amor que yo daba a mis hijas. Me levante del suelo, ya no tenía fiebre, volví a iluminar la casa y regrese a mi cuarto.   Esa fue la primera vez que la vi como había sido físicamente en vida y aunque todavía no salía de la enajenación experimentada como tampoco podía controlar el remolino de sentimientos que dejo en mi interior porque aún dudaba de mis sentidos, que no me permitían discernir a cabalidad si continuaba dormido o ya estaba despierto. Lo que sí puedo describir es que todavía sentía su dolor como si fuera mío, así que me senté a la orilla de la cama justo a su lado, porque allí estaba ella esperando por mí y sin pensarlo abrace el aire frio que formaba su etéreo cuerpo.  Sin saber cómo fue posible acaricie su rostro deformado, peine su cabello con mis dedos, y le dije “Te quiero”.  No sé si fue esa muestra de amor lo que cambio su aspecto porque comencé a verla tal como la había visto en mis sueños, con su carita angelical, su boquita de cereza dibujando una enigmática sonrisa y toda su esencia cambio para volver a ser una inocente niña.  Entonces ella salto de la cama y camino fuera de mi cuarto mientras yo la seguía hasta que la vi desaparecen por el pasillo siempre entre penumbras.

 Al día siguiente me desperté muy temprano y comencé a preparar el desayuno, me sentía ansioso, a pesar de que había dormido poco tiempo durante la noche, no tenía sueño, pero mi mente estaba aturdida y mis pensamientos confusos.  Cuando llego el momento desperté a mis hijas y les pedí que se alistaran para ir a la escuela mucho más rápido de lo que normalmente lo hacían porque yo tenía una reunión con la maestra de una de ellas y tenía que estar a las 7:15am puntual en el salón de clase para después dirigirme a mi trabajo y no llegar tarde.  Cuando estuvimos listos para salir comencé a manejar mi carro de manera titubeante porque sentía que mi cuerpo y mi espíritu no estaban totalmente acoplados ese día.  Casi llegando a la escuela hay una curva que es muy pronunciada y peligrosa donde siempre hay que tener extrema precaución al manejar todo tipo de vehículo por allí, yo observe hacia ambos lados de la carretera y vi que todo estaba libre no había ningún vehículo en dirección contraria o queriendo entrar a la escuela así que gire el timón hacia la derecha cuando sorpresivamente algo más fuerte que yo giro el timón hacia el lado contrario y el carro freno abruptamente por sí mismo en un inesperado giro estaba del lado opuesto mientras de frente a mi pasaba un carro a toda velocidad, si el timón no hubiera sido girado de esa forma yo habría chocado de forma contundente con el otro vehículo.  La sorpresa y el susto que recibí fue tan fuerte que todo mi cuerpo estaba frio y más aún quedé impresionado de ver dos manitas sujetando fuertemente el timón entonces moví la cabeza y ella estaba allí como en medio de mi presionado el freno y sujetando el timón, con una dulce sonrisa me dijo “I Love you dad”.  Después de esa experiencia todos mis sentidos volvieron a trabajar normalmente.

Por un tiempo todo estuvo normal dentro de casa, no había ruidos extraños, todo se quedaba en su lugar, yo pensé que tal vez ella solo quería sentir un poco de amor y como ya lo había encontrado en mí, se había marchado, pero no fue así porque una noche mientras dormía, la escuché llamándome: -Dad…  dad…  Me levanté y fui directamente hacia el pasillo de donde provenía la voz, ella muy sonriente me señaló hacia el ático y me dijo: -I am living up there, but I want to live here with you.  Luego simplemente desapareció.  Al día siguiente por la tarde cuando aún era de día, abrí la puerta del ático y un montón de polvo callo sobre mi (eso no fue gracioso), pero de igual manera busque con la vista para ver si encontraba algo y descubrí un cuadro pintado a mano con la carita bella de mi niña traviesa ( así comencé a llamarla), lo limpie y lo coloque sobre una de las paredes de mi cuarto sin tener conciencia y sin saber exactamente las consecuencias que esa acción traerían para mí, exclame ¡Pequeña traviesa  te vez hermosa cerca de la chimenea! 

CONTINUARA…

 

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