La primera vez que mis ojos vieron la inmensidad del mar, mi corazón casi exploto literalmente dentro de mi pecho. No recuerdo la edad que tenía, pero ya había escuchado muchas historias fantásticas acerca de los monstruos marinos que viven en el fondo del mar. Cuentos de hermosas sirenas que con sus encantos atacaban a los tripulantes de los barcos que se adentraban en sus aguas. La historia de la ballena blanca gigante. Aventuras de piratas en busca de tesoros y muchas historias de amor a la orilla de la playa.
DOÑA NIEVES.
Ayer llovió durante todo el día. Había momentos en que la lluvia se tornaba muy fuerte con mucho viento. Luego se convertía en una llovizna apacible sobre la cual mis pensamientos se apresuraban a navegar en un rio caudaloso de recuerdos. Mientras escuchaba música de los años setenta, mi espíritu se trasladaba a las calles de mi pueblo, a los años de mi niñez. A esas calles de polvo y piedra sobre las cuales solía correr con los pies descalzos.
LAS GALLINAS DE PEPE IX (Parte Final)
Después de saltar a través de la ventana y caer sobre la cama antigua, la figura de yeso quebrada en pedazos que estaba allí se cayó al suelo y se terminó de quebrar totalmente. Rápidamente recogí los pedazos y se los lancé a los hermanos de Pepe que se habían convertidos en gallinas cuando ellos saltaron hacia adentro de la pequeña capilla. Las gallinas cacareaban adoloridas al sentir los golpes de las piedras. Entonces yo corrí hacia la salida y sujeté fuertemente una cortina de las que colgaban a un lado de las escaleras arrancándola de la pared.
LAS GALLINAS DE PEPE (Parte V)
No tenía ninguna idea de cómo podría escaparme de la habitación, porque todos estábamos en el mismo cuarto. Yo sabía que ya era de noche porque, aunque el cuarto no tenía ventanas; ya estaba oscuro cuando nosotros nos fuimos a dormir. Esa noche yo tenía mucha hambre debido a que no quise comer lo suficiente, porque tenía miedo de comer la comida que preparaba doña Lola. Poco a poco comencé a ponerme nervioso. Yo no quería que Pepe pasara a despedirse de doña Lola y yo no estar afuera del cuarto para poder seguirlo. Como no tenía un reloj y no quería preguntar la hora para no despertar sospechas, se me ocurrió decirle a mi hermana, “¿Podemos apagar la vela que dejaste encendida por si llegara a ocurrir un apagón? La luz de la vela no me deja dormir.”
COLOR Y SABOR.
Siendo niño aprendí a disfrutar de los colores de la naturaleza contemplando detenidamente las diferentes tonalidades que pueden apreciarse en la corteza de un árbol, en las hojas de un arbusto, en la cascara de una fruta, en la piel de un animal, en el reflejo de la luz sobre el agua, en el amanecer de un día caluroso, en el atardecer de un día frio, en la oscuridad de la noche donde la luna resplandece cubierta de plata, en las gotas de la lluvia y en los ojos de las personas que AMO.
MARIA AMELIA CAKE
Desde niño me ha gustado mucho cocinar y modificar las recetas de cocina para darles un toque muy personal y de alguna forma convertir las recetas en originales combinaciones de ingredientes y sabores a mi estilo particular de prepararlos. En esta ocasión quiero compartir con ustedes una receta a la cual le puse el nombre “Como homenaje a una gran mujer” que fue un ejemplo en muchos aspectos en la vida de muchas personas. Esta receta la utilizo cada época navideña para preparar María Amelia Cake, y siempre que lo hago, me recuerdo como María Amelia se comía casi el pastel entero y con una sonrisa jovial me decía, “Tú tienes la culpa por hacerlo tan bueno, esta perfecto. ¿Sera que me puedo llevar un pedacito para Papa? que se quedó en casa.” Así que cada vez que horneaba hacia un cake especial para ella y a tan solo unos días de su partida quiero decir que su alegría y dulzura permanecerá en el sabor del cake sin importar que esta época navideña sea la primera de muchas que María Amelia no lo comerá.