CONQUISTAR AL MUNDO!!!

No sé cuantos de ustedes conocen la serie de dibujos animados de Pinky y Cerebro.  Pero voy a utilizar la célebre frase inmersa en la trama de esa serie animada, que se dice en cada uno de los capítulos cuando Pinky pregunta, ¿Qué vamos a hacer hoy Cerebro? Y Cerebro responde, “Lo mismo que hacemos cada día… ¡Tratar de conquistar al Mundo!”. Una respuesta cómicamente efímera, pero con una profundidad ingobernable de sentimientos, anhelos, deseos, metas o propósitos a desarrollar en la vida.

Hace muchos años escuche un relato donde se decía que, para ser un hombre en esta tierra, cualquier individuo de genero masculino debe construir una casa con sus propias manos, plantar un árbol al que se debe cuidar toda la vida y por último ceñirse el cinturón para convertirse en cabeza de su propia familia.  Lo cual puede convertirse en un reto muy difícil de alcanzar si nos guiamos por el aspecto literal o conceptual de lo que significa ser “Un Hombre” en esta tierra.  Ya que, en la actualidad el concepto de la palabra HOMBRE ha perdido, respeto, valor y dignidad.

Antiguamente se creía que para ser un hombre de verdad se tenia que tener un carácter hostil, arrogante, desarrollar fuerza física casi invencible, esclavizar a las mujeres, maltratar a los hijos y vivir la vida de manera irresponsable sin tener miedo a nada. Con lo cual las mujeres quedaban excluidas de toda actividad que les permitiera desarrollar su intelecto o demostrar la capacidad que poseen para realizar diversas actividades que les permitieran realizar sus sueños.

En la actualidad el concepto literal de las PALABRAS utilizadas para definir a los humanos se ha quedado plasmado en las hojas de los libros o escondido en los diccionarios.  Así, como las acciones que definen a los hombres y las mujeres se han plasmado en diversos conceptos modernizados por la radio, televisión o redes sociales.  El estereotipo del hombre aventurero que conquista quimeras al estilo de Hollywood o el paradigma de la mujer sufrida y abnegada que no puede resolver sus propios problemas, “Actualmente son solo Ficción”.

Ya que podemos decir que la sociedad actual a descubierto después de tantos siglos de vivir negándose a la realidad de que: El hombre y la mujer tienen el mismo valor COGNOSCITIVO.  Es decir, la misma capacidad para aprender, desarrollar y materializar el conocimiento adquirido.  Incluyendo el aspecto físico que les permite romper las barreras de la incredulidad o mediocridad para alcanzar el máximo potencial que poseen.  Aunque bueno es dejar claramente establecido que tanto el hombre como la mujer fueron creados con propósitos Distintos y Específicos Inherentes a su Naturaleza.

Yo creo firmemente que Dios creo al hombre y a la mujer.  Pero, aunque son totalmente distintos en su naturaleza divina, son exactamente iguales ante los ojos de Dios.  En esta ocasión no voy a profundizar en el aspecto cristiano o religioso del ser humano.  Sin embargo, quiero recalcar que cada uno de nosotros posee un potencial divino el cual nos permite realizar actividades que nos pudieran parecer imposibles de lograr.  

Y no me refiero a sumergirnos al fondo del mar para rescatar tesoros hundidos.  Pelear con gigantes de un solo ojo para robarles los diamantes que tienen escondidos o realizar viajes al centro de la tierra para descubrir civilizaciones perdidas.  ¡NO!, no me refiero a que tenemos un potencial Divino para conquistar esa clase de desafíos o quimeras.

Tal vez les parecerá ilógica la manera de como podemos conquistar al mundo, por la simplicidad de las acciones que debemos realizar.  Pero algo muy importante que yo he aprendido a través de escuchar la Revelación Moderna o las Enseñanzas de mis lideres religiosos es que no hay peor enemigo al que debemos enfrentar en esta tierra que a “NOSOTROS MISMOS”.

Porque para conquistar al mundo debemos aprender a controlar nuestros apetitos carnales, desarrollar un carácter innegable, desarrollar autocontrol, ser caritativos y generosos, respetar a todas las personas tal y como son, no criticar, ser agradecidos, desarrollar amor propio, ser honestos y verídicos, aceptar con responsabilidad las consecuencias de nuestras acciones sean buenas o malas, aprender a creer y confiar en nosotros mismos y por último vivir cada día como si fuera el ultimo día de nuestra vida.

Ya que conquistamos al mundo cada vez que sonreímos en medio del dolor.  Le regalamos un pan al hambriento. Le demás una limosna al necesitado. Proveemos para nuestra propia familia con amor.  Consolamos al que sufre. Huimos de la violencia. Refrenamos nuestra lengua de decir palabras hirientes u ofensivas. Respetamos las decisiones de los demás.  Vencemos las tentaciones. No provocamos conflictos.  En otras palabras, para CONQUISTAR AL MUNDO y convertirnos en CONQUISTADORES debemos aprender a amar a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.