EL PORTAL DE LOS SUEÑOS

Cuán difícil es abrir los ojos frente al espejo de la vida, sintiéndome atrapado en un mundo irreal de fantasía.  Cuan temeroso estoy de ver la realidad que se estrella contra mi pecho ofuscando mis sentidos, enfrentándome a la crueldad del mundo en que vivo.

Mi rostro se llena de muecas mientras mi boca se esfuerza por conservar una sonrisa.  Alejado estoy del tiempo presente que enmudece la libertad de expresión.  Oprimiéndome en el dolor de no poder gritar y suplicar por clemencia, mientras el cielo se llena de luces que anuncian muerte.

Mi cerebro es una fábrica de sueños que trabaja activamente mientras duermo, transportándome a una tranquilidad robada porque la paz ha sido masacrada.  Sin embargo, temporalmente vuelvo a sentir felicidad porque he cruzado el portal de los sueños pasados, donde se quedaron olvidados todos los buenos recuerdos.

Las terribles circunstancias que me rodean me han obligado a vivir oculto entre los escombros, sintiendo temor de expresar lo que siento.  Observando desolación a cada paso que doy quisiera dejar volar mis anhelos para conservar junto a mí a todos los seres que quiero.  Pero el futuro caprichoso y desalmado los arrebata de mi lado para convertirlos en polvo que arrastra el viento.

Disuelta esta mi vida y ahogado mi lamento.  Donde el estruendo infernal de muchas balas, atraviesan las almas de todos aquellos que crujen al quebrantarse sus huesos.  Secos están mis ojos porque se han quedado sin lágrimas, tratando de retornar a una vida pasada donde la felicidad se quedó truncada.  Quisiera ser poderoso para soltar a la libertad que se encuentra despiadadamente amordazada por la ignorancia cruel del que no siente ni respeta nada.

Muchos son los creadores de buenos deseos.  Pocos son los hacedores de la buena palabra y mayores son los destructores que arrebatan los sueños elaborados con hilos de plata.  Mi consciencia está tranquila pero mi subconsciente me grita “Tu también eres constructor de buenos deseos que no conducen a nada.”

Entonces mi ser gime, llora y grita al enfrentarse a la realidad, donde la muerte hace fiesta entre sonajas.  Atacando directamente el desdén de los nobles que se esconden detrás de un sillón, porque el corazón de los inocentes se está muriendo, a sabiendas de que es la única llave que abre el portal de los sueños.