CORAZON CONTENTO.

Durante los últimos meses solo he recibido cartas, mensajes, noticias y sentimientos que expresan tristeza, dolor, sufrimiento, desesperación, incomprensión o soledad.  Y quisiera recordarles que para no olvidar a los seres queridos que han partido en un viaje sin retorno, de regreso a un mundo espiritual donde pueden descansar hasta que nos volvamos a reunir con ellos.  Solo tenemos que recordar los momentos felices, los detalles cariñosos, los regalos recibidos, las muestras de amor, los viajes, las fiestas, las enseñanzas y los días llenos de luz que hayamos podido compartir para sentirnos unidos a ellos, pero dejándolos volar libres como el viento hacia un mundo lleno de sol, esperanza, sabiduría, donde se puede descubrir que no morimos para siempre, porque nos atan lazos inquebrantables de AMOR ETERNO.

Yo se cuanto puede doler el tratar de sonreír cuando el corazón oprime nuestros sentimientos de tristeza impulsándonos a llorar inconteniblemente; sintiendo que nos falta el aire para respirar con normalidad.  Sintiendo que la ausencia martiriza, cuando vemos todos los objetos a nuestro alrededor y observamos la vida seguir su curso normal, pero sin la presencia de los seres que amamos.

Sin saber porque tuvieron que partir de forma tan inesperada, sin encontrar consuelo al despertar cada mañana, sin poder decir “TE QUIERO” por miedo a que las palabras solo encuentren eco en el vacío a nuestro alrededor.

Pero también quisiera recordarles que nuestros seres queridos no tienen que morir para sentirnos lejos de ellos, separados por finos cristales transparentes donde podemos verlos, pero no tocarles, no hablarles.  Ya que, en muchas ocasiones estamos tan abstraídos en nuestras propias tareas que no vemos lo que ocurre a nuestro alrededor.  O estamos tan ocupados que no tenemos tiempo para compartir, para disfrutar en familia, para reírnos de las cosas triviales en la vida, para cocinar compartiendo y creando momentos que se grabaran para siempre en nuestras memorias.

A veces nosotros mismos nos alejamos y nos perdemos en un mundo aislado, donde solo puede entrar el trabajo, las responsabilidades, los problemas, las insatisfacciones, los reproches, las quejas.  Un mundo donde todo nos molesta, donde nos irrita el recibir una llamada de nuestros familiares, donde nos enoja que alguien nos interrumpa, donde nos volvemos agresivos cuando creemos que nos hacen perder el tiempo.  Sin reaccionar a las emociones efímeras que establecen solidaridad, estabilidad, confianza, unión, a través de la convivencia diaria.

A veces valoramos más las cosas materiales que a los seres humanos que nos rodean.  Muchas veces explotamos en palabras hirientes o actitudes agresivas al actuar de forma intensa, por un vaso que se quebró, una mancha en el carro nuevo, una comida quemada, dinero perdido, llegar tarde a una actividad o simplemente porque no nos ponemos de acuerdo.

Y mientras creemos que hacemos lo correcto nos perdemos en un mundo incierto.  Olvidando que el tiempo es eterno pero los cuerpos humanos, “NO SON ETERNOS.”  Porque nuestros cuerpos se deterioran con el tiempo, pierden habilidades, envejecen y al pasar de los años MUEREN.

Hay ocasiones en que es mejor enloquecer navegando contra la corriente de un mundo que nos inspira a ser adoradores de nosotros mismos, consentidores egoístas de vanos sentimientos, poseedores de riquezas que engrandecen nuestras deudas, imitadores de ejemplos que denigran la FE, EL RESPETO, EL SERVICIO DESINTERESADO, LA AMISTAD SINCERA, LAS CREENCIAS RELIGIOSAS Y EL AMOR AL PROGIMO. 

No critico a nadie, tampoco mi intención es ofender razonamientos, deseos o convicciones propias de otras personas, ya que cada ser humano es libre de actuar según los dictados de su propia conciencia.  Pero también, yo sé que cuando el corazón palpita ante una emoción sincera, la mayoría de los seres humanos somos iguales.  Capaces de regalar sonrisas, generosos al compartir, solidarios ante las tragedias, benignos ante el dolor ajeno y caritativos con los desamparados.

Es por eso por lo que debemos aprender a desarrollar un balance en nuestras vidas, de tal forma que podamos realizar todas nuestras actividades diarias.  Sin olvidarnos del Amor que debe prevalecer por encima de toda circunstancia.  De tal forma que podamos trabajar, divertirnos, pasear, compartir y vivir con intensidad cada segundo que pasemos al lado de nuestros seres queridos.  Sin perder la perspectiva de que para ser felices debemos vivir cada día con alegría, manteniendo un “CORAZON CONTENTO” dentro de nuestros cuerpos.  Capaz de sentir y compartir AMOR, sin importar que tan rápido pasen los días, las semanas, los meses, los años o que tan rápido el mundo gire.  Ya que lo que realmente importa es haber aprendido a ser originales, auténticos para vivir disfrutando esos pequeños detalles que compartimos junto a nuestras familias y que permanecerán para siempre en nuestras memorias.  De tal forma que nos elevemos por encima de las tragedias, antes de que la luz de nuestros ojos se apague para no volver a brillar mas en un mundo tan cambiante.  Donde el único recuerdo descriptivo que debería permanecer para siempre en las memorias de las personas que nos hayan amado, se refleje en las siguientes palabras: “ERA UNA PERSONA QUE VIVIO TODA SU VIDA CON UN CORAZON CONTENTO.”