Enero 02 del año 2021, son las 08:26 minutos de la noche, las lucecitas del árbol de navidad están apagadas, así como todas las luces que adornar el exterior de la casa. Parado de frente al árbol navideño todavía no decido si presionar el botón que permite el paso de corriente por todas las instalaciones eléctricas, para que las luces resplandezcan y brillen eliminando la oscuridad de la sala. Y así permitir que el espíritu de la navidad perdure hasta el próximo seis de enero, cuando en algunos países celebramos el día de reyes.
Mi mente divaga en penumbras, mientras mi corazón se enloquece tratando de definir lo que siento, porque mi mente lo tortura con tantos recuerdos. Si mis ojos pudieran reflejar lo que veo en mis sueños y reproducir una a una las imágenes que llevo dentro, tal vez sería más fácil poder definir lo que estoy sintiendo.
Confuso y viviendo un tormento que envuelve en llamas mis sentimientos, presiono el botón que enciende las luces de toda la decoración navideña dentro y fuera de casa, como dentro y fuera de mi cuerpo. Sin explicación alguna, lágrimas de mis ojos caen al suelo para dejar que mi particular fábrica de sueños me retorne al pasado donde se han quedado perdidos todos mis anhelos.
Las lucecitas del árbol de navidad brillan en la oscuridad. De forma automática doblo mis rodillas y comienzo a tocarlas una por una comenzando por la que esta tocando el suelo. Mi mano tiembla, la lucecita se resbala entre mis dedos, cierro mis ojos y me dejo llevar por los recuerdos.
De niño la navidad era la celebración más fascinante que podía esperar durante un año completo, siempre estaba llena de magia, amor, fiesta, sonrisas, abrazos y sueños. Las posadas navideñas eran el preludio que anunciaba la llegada de muchos días de fiesta. Rodeado de vecinos, amigos, familia y muchas otras cosas buenas. Durante los días siguientes a la navidad, se escuchaba el estruendo de muchos cuetes, bombas, serpentinas y silbatos que nos preparan para recibir al año nuevo.
Al recordar los días pasados mi espíritu retumba dentro de mi cuerpo y se desprende de forma temporal para iniciar un viaje etéreo hacia donde viven mis recuerdos. Un viaje que me llevara hacia donde creo se ha quedado estancado mi corazón en las calles de mi pueblo. Pero al llegar veo hacia todos lados y nada me parece igual a lo que yo recuerdo. Las calles han cambiado, los edificios se han modernizado, ya no hay más espacios abiertos. Las calles están vacías, solitarias y silenciosas. Entonces me pregunto ¿Dónde están los niños que se divertían jugando en las calles de mi pueblo? ¿Dónde están mis vecinos que cada noche sacaban una silla, para hacer una reunión donde conversaban y compartían eliminando el silencio de la noche con su alegre risa?
Al caminar por las calles de mi pueblo, donde tantas veces jugué cuando era solo un pequeño. Recuerdo lo feliz que fui en compañía de mis hermanos, primos, sobrinos, amigos y vecinos con quienes disfruté de las fiestas de fin de año.
Al recordar que con todos ellos reí a carcajadas… Mi cuerpo tiembla y se estremece por el torrente de lagrimas que de mis ojos se desprende. Entonces mi espíritu anhela un abrazo fuerte, lleno de amor y amistad sincera, que me haga recordar por un instante que lo que estoy sufriendo pertenece al pasado donde todo parece haber sido mejor PERO YA NO ME PERTENECE.
Mis ojos, que habían permanecido cerrados se abren. Para dejar que las imágenes de todos nosotros abrazándonos en plena calle, deseándonos feliz Navidad, Feliz Año Nuevo se desvanezcan en el tiempo, Porque nadie PUEDE SER FELIZ VIVIENDO DE RECUERDOS.
Mi viaje etéreo al pasado se termina y mi Espíritu regresa a mi cuerpo, para afrontar mi realidad y aprender a disfrutar de todo lo que tengo.
Mi cerebro se niega a dejar de recordar, pero mi corazón ya no puede seguir sufriendo por un pasado que no volverá.
Me levanto del suelo y me pongo de pie, aceptando que muchas de las personas que han formado parte de mi vida ya no están.
Entonces mi cerebro comienza a aceptar que debe dejar libre a mi corazón, para que pueda expresar el amor que llevo dentro; con libertad y sin pérdida de tiempo.
Sin ataduras del pasado porque segundo a segundo yo me estoy haciendo viejo. El reloj se está llevando mi juventud entre sus agujas y mañana quizá será muy tarde para valorar, amar y atesorar a todos los seres que forman parte de mi presente.
Entonces las lucecitas de fino cristal transparente me recuerdan brillar con intensidad, porque mi presente es tan FRAGIL… Casi IRREAL… Ya que paso a paso mi PRESENTE se esfuma, desapareciendo entre mi piel y extinguiendo mi VIDA, enfrentándome a la VERDAD ABSOLUTA de que en el futuro YO seré plasmado como un RECUERDO en las mentes y corazones de los seres que amo y me aman. Y talvez algún día ellos en el futuro, desearan VOLVER AL PASADO porque, así como hoy entre lágrimas lo hago yo, ellos anhelaran VOLVER A VERME.
POR UN PRESENTE FELIZ Y SEGURO, USEMOS LAS MASCARAS, PRACTIQUEMOS DISTANCIA SOCIAL, EN LA MEDIDA QUE PODAMOS QUEDEMOS EN CASA Y NO LIMITEMOS NUESTRA CAPACIDAD DE EXSPRESAR AMOR A TODOS NUESTROS SERES QUERIDOS AUN A TRAVES DE LA DISTANCIA Y EL TIEMPO.
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