EL CUARTO ESPIRITU DE LA NAVIDAD (Parte III)

  Mientras caminaba Ebenezer mantenía vivas las imágenes del hombre y su familia debajo del puente, tal como el espíritu de la Navidad Presente se lo había mostrado la noche anterior.  Y cuando llego al puente lo pudo reconocer inmediatamente; sin dudar ni un instante comenzó a descender por el inclinado camino en busca de ese hombre.  Cuando Ebenezer estuvo debajo del puente se encontró con escenas terribles que fácilmente podían llegar al corazón de una persona sensible al dolor humano y pensó,

“¿Como pude permanecer insensible a esta situación durante tantos años?  Teniendo los recursos económicos suficientes y la posición social adecuada para invitar a otros a mejorar las condiciones de los albergues, así como poder proveer de alimentos a los necesitados.”  El cambio que los espíritus de la navidad habían logrado en el corazón de Ebenezer era evidente, ya que estaba sintiendo el dolor que produce el sufrimiento ajeno cuando hay sensibilidad de sentimientos, amor y caridad en una persona que no juzga, no discrimina y no critica lo que sus ojos miran; porque su alma a aprendido con experiencias a observar sin intención de maldad, únicamente con amor y disposición de ayudar con buenas obras en favor de su prójimo.  Ebenezer comenzó a buscar con su mirada al hombre y sus ojos se toparon con una mujer anciana sentada sobre una roca, con sus pies descalzos, sus manos temblorosas, sus ojos apagados y sin luz, tenia como cama una caja de cartón abierta por ambos lados y se cubría del frio con un trozo de tela desgarrada por el uso continuo. 

Ebenezer se acercó a ella y unas lagrimas rodaron por sus mejillas cuando le pregunto, “Señora que hace usted aquí? Pudiendo estar en un albergue y tener un techo que la protegería del frio”.  La anciana levanto la mirada y haciendo una mueca con su boca trato de sonreír, “ya no puedo caminar, mis piernas no me responden, yo no puedo subir por el camino para ir a ningún lado.  Yo tuve tres hijos, pero murieron siendo niños, mi esposo murió cuando un carruaje lo atropello y no tengo a nadie mas que a las personas que están a nuestro alrededor, ellos traen alimentos y los comparten conmigo cuando pueden hacerlo.  A mi edad ya solo me quedan recuerdos de una vida que no existe más.”

 Las palabras de la anciana enternecieron el corazón de Ebenezer que continúo buscando con su mirada y de pronto observo a una mujer que llegaba sosteniendo una canasta grande con sus manos.  Se podía apreciar que la canasta pesaba porque le resultaba difícil a la mujer sostenerla.  Ebenezer camino hacia ella y viéndola de cerca la reconoció, era la mujer que vendía rosas y panes en una de las calles cerca de la tienda donde vendían los pavos, su aspecto era muy modesto y la seguían sus tres hijos.  La mujer coloco la canasta en el suelo y con la ayuda de sus hijos comenzó a repartir pan entre los mendigos que estaban debajo del puente.  Ebenezer meditaba, “¿Como es posible que esta mujer reparta pan a otros? cuando ella misma está necesitando ayuda”.  De pronto una manita toco su saco y uno de los niños con voz dulce le hablo mientras le extendía su mano ofreciéndole un pan, “Dios le bendiga señor y que este pan le ayude a calmar su hambre”.  Ebenezer sin decir nada recibió el pan y observo que la mujer y sus hijos se retiraban después de haberle dado pan a todos.  Justo en ese momento cuando la mujer se retiraba Ebenezer observo que el hombre a quien buscaba estaba llegando con su familia, sin perder tiempo Ebenezer se acercó a ellos.

               El hombre y su mujer discutían acerca de las condiciones del refugio para necesitados, mientras buscaban un espacio donde poder descansar.  Ebenezer les saludo, “Buen día, ¿Cuál es el problema de permanecer en un refugio?”.

                El hombre con gesto de desagrado respondió, “Por su aspecto, puedo decir que usted nunca a visitado un refugio y por ello me pregunta ¿Cuál es el problema de permanecer en uno de ellos?  Bien, déjeme decirle que prefiero morir aquí de frio antes que permanecer en uno de esos refugios, mal olientes, descuidados y donde la comida que sirven es horrible.”

               Ebenezer observando a la esposa del hombre y a sus hijos le dijo, “Me parece perfecto que usted quiera morir de frio, porque es su elección.  Pero ¿Porque arrastra con su decisión a su familia para que mueran de frio junto a usted?”

                “Yo no elegí estar aquí.  Me quede sin trabajo hace algunos días.  Desde entonces he buscado por todos lados y he tocado muchas puertas.  Pero nadie ha querido darme una oportunidad para demostrar que estoy preparado para desarrollar cualquier trabajo.  Lo único que he pedido es una oportunidad de trabajar para sostener a mi familia”, respondió el hombre.

                Ebenezer movió su cabeza en señal de desaprobación y luego mirando a los ojos del hombre le dijo, “Yo se que eres un buen hombre, pero estas tomando las decisiones equivocadas.  Estas actuando con egoísmo al pensar en lo que tu quieres o consideras es lo mejor para ti, pero no estas pensando con claridad en lo que es mejor para toda tu familia.  ¿Quieres un trabajo? No te detengas y sigue buscando. Pero deja el orgullo por un lado y aprovecha los recursos que tienes a tu alcance para lograr tu propósito.  Apóyate en esos recursos para lograr lo que tu anhelas tener.  Aquí debajo de este puente hace frio y al llegar la noche todos sentirán que se congelan.  No soy adivino, pero puedo decirte que más tarde tu saldrás a buscar alimentos y a mendigar por dinero.  Entonces, solo encontraras un trozo de madera para encender una hoguera que se extinguirá junto con tus deseos de proveer para tu familia que sufrirá las consecuencias de tus decisiones.  Si el refugio está sucio y huele mal, haz tu parte, trabaja limpiando las instalaciones para que el ambiente sea mejor.  Recibe la comida que te den con gratitud y disfrútala como si fuera un festín.  Después de todo, te la están dando gratis.  Una cama vieja en un cuarto frio y feo pueden convertirse en una hoguera que no se extinguirá fácilmente, si la llenas con el calor de tu familia.  Además, no importa que las condiciones sean precarias, piensa que será por un corto periodo de tiempo.  Pero te mantendrán a salvo y podrás conservar la salud para seguir buscando ese trabajo que quieres encontrar.  No veas lo negativo, aprende a observar todo lo bueno que puedes encontrar con una actitud positiva.”

                El hombre se molestó con las palabras de Ebenezer y respondió con enojo en sus palabras, “Para usted es fácil hablar, porque su aspecto elegante no le permite comprender lo que siento en mi corazón al ver el sufrimiento de mi familia.”

                Ebenezer le dijo, “Yo sé, que un corazón herido puedo aprender a odiar y guardar resentimiento hacia todo lo que le rodea y fácilmente olvidar que el amor es el mejor combustible para sostener, alimentar y cuidar de nuestros seres amados, pero si dejas tu actitud hostil, te puedo ayudar.”

El hombre agacho la cabeza, suspiro profundamente y luego pregunto, “¿Como me puede ayudar?”

Con una sonrisa en los labios Ebenezer le respondió, “Tengo un empleado que muy pronto dejara de serlo.  Su puesto de trabajo quedara vacío y yo necesito a alguien con la mejor disposición de ser mi aprendiz en los negocios.  Tú puedes ser ese hombre que sustituya a mi empleado, si estás dispuesto a trabajar en mi empresa.  Hoy es navidad, pero mañana podrás comenzar a trabajar junto a mi si así lo quieres.”

 La actitud del hombre cambio totalmente y comenzó a llorar como un niño, luego agradeció a Ebenezer y abrazo fuertemente a su esposa mientras sus hijos se acercaban a ellos felices por lo que habían escuchado.  Entonces Ebenezer les dijo, “Regresen al refugio y comiencen a limpiar todo, conversen con las personas aquí y ayuden a los que lo necesiten para que todos puedan encontrar un espacio en el refugio.  Yo les enviare comida esta noche, para que preparen una cena de navidad.  Mañana temprano pasare por ti para ir a mi oficina, tu esposa también puede trabajar en el refugio cambiando las condiciones de vida allí adentro y recibirá un salario por su trabajo.”

El hombre y su esposa comenzaron a convencer a todos los que estaban abrigándose debajo del puente para moverse al refugio, mientras Ebenezer comenzó a caminar cuesta arriba en busca de lo que consideraba su mayor reto dentro de su lista mental.  Hablar con las personas que no conocía y corregir los errores cometidos con sus amigos no eran ninguna tarea difícil de realizar, pero tener el valor de buscar y conversar de frente con Belle sin quebrarse por completo; eso sí sería un desafío muy grande por realizar.  Ebenezer suspiro profundamente y armándose de valor salió en busca de la única mujer que su corazón había amado.

CONTINUARA…

 

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