Se han imaginado alguna vez, ¿Como seria vivir en un mundo silencioso? Creo que más de alguno de nosotros ha experimentado el deseo por diferentes razones de querer callar a las personas para que no hablen o dejar de escuchar el ruido a nuestro alrededor, como también hemos olvidado momentáneamente el valor que tienen la familia, la salud de nuestro cuerpo, el tiempo que compartimos con nuestros seres queridos. Las personas que han perdido uno de sus sentidos han aprendido a agudizar y sentir más con el corazón lo cual les permite percibir el mundo desde una perspectiva más humana valorando todo lo que tienen a su alrededor. Si cada uno de los seres humanos aprendiéramos a reconocer que todo lo que nos rodea tiene un origen divino y aprendiéramos a dar gracias todos los días por el privilegio de vivir amando todo lo que hacemos y tenemos podríamos escuchar todos los sonidos a nuestro alrededor con alegría y gratitud.
¡Que hermoso! Es el movimiento del agua, cuando la toco con la punta de mi dedo; círculos que se abren y crecen al alejarse de mí.
¡Que extraño! Es poder sentir el viento frio, que sopla a través de los árboles.
¡Que fascinante! Es el color gris de las nubes, que me indican la proximidad de la lluvia, que viene a la distancia de frente hacia mí.
Sentado a la orilla del lago, puedo ver a las personas apresuradamente recogiendo todo para partir; mientras yo apaciblemente me recuesto sobre la grama y dejo que mi brazo derecho caiga lentamente sobre el agua del lago, para luego sumergirse hasta tocar la arena del fondo.
Mis dedos acarician la arena y la sensación de pequeñas partículas de tierra entre mis dedos ¡Me hacen feliz!
Mi mirada fija al cielo es interrumpida por el vuelo de una mariposa, que disfruta el estar viva sin prisa y sin miedo a la lluvia que se aproxima. Observando detenidamente puedo expresar ¡Que bellos los colores! De las alas de la mariposa, que brillan con destellos lumínicos por el reflejo de la luz que las atraviesa.
El sol ya se ocultó, porque lo cubren nubes negras. Y el olor de la naturaleza que se mezcla al compás del frio viento que mueve las hojas de los árboles; bailan rítmicamente con el compás del agua que se agita turbulosamente, reflejando en mi mente, sonidos que no se pueden escuchar.
Pienso que las personas no quieren mojarse con el agua de la lluvia, envueltas en un mundo lleno de prisas, siempre observando el reloj que llevan en sus manos o en sus teléfonos. Olvidándose por completo de que el tiempo es libre y jamás prisionero en objetos para mí ¡Sin valor! No se detienen a vivir, sentir, reír y soñar.
Los niños sonríen y disfrutan el momento. Los adultos se enojan porque a pesar de que corren, sienten que la lluvia los atrapo. Los ancianos lentamente observan todo a su alrededor y al igual que yo ¡No les importa salir corriendo! Ellos, ya no tienen prisa.
El movimiento de tantas personas crea vibración sobre el suelo donde estoy, acostado sobre la grama.
Una pequeña hormiga me hace sentir cosquillas, porque camina sobre mi cuello. Con mucha suavidad la tomo entre mis dedos y la coloco sobre la tierra que aparece, cuando con mi mano muevo la grama.
¿Será que el tiempo para mi pasa lento? Porque no tengo prisa alguna por salir huyendo, para resguardarme de la lluvia. A pesar de que sus primeras gotas comienzan a tocar mi cuerpo.
¿Sera que me gusta ver e imaginar el sonido del agua al golpear el suelo?
¡Oh! ¿Será que a pesar de todos los años vividos? Aun anhelo poder escuchar el sonido del viento, la risa de los niños, el ruido que la gente produce al caminar, el canto de los pájaros, el ruido de los carros que por todos lados veo, o el sonido de la voz ¡De las personas que más quiero!
¿Como será, poder escuchar?
¿Como será el sonido de mi propia voz?
Preguntas que jamás ¡Tendrán respuesta! Porque vivo en un MUNDO SILENCIOSO, donde jamás el sonido a creado un solo RECUERDO.
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