Segundo a segundo las palabras “HAPPY BOY” resonaron en el cerebro de la Muñeca. Que totalmente abstraída en sus propios pensamientos se había quedado inmóvil, observando sin comprender como las mujeres expresaban felicidad en cada uno de los gestos de sus rostros. Súbitamente Brisa hizo reaccionar a la Muñeca sujetándola por los hombros mientras la sacudía fuertemente, “Despierta, despierta, que te quedaste pasmada”.
“Lo siento. Pero al escuchar a Dina, toda mi piel se erizo. Como si fuera un presentimiento de que debo ir a Guatemala. Es decir, yo quiero ir a Guatemala”, dijo la Muñeca. Entonces Brisa grito con fuerza, mientras aplaudía fuertemente, “Ni que fuera tu cumpleaños, para que te lleven a Guatemala sin conocerte.”
Las otras dos mujeres comenzaron a reír a carcajadas y entre risotadas Thelma dijo, “Todas queremos ir a Guatemala, pero primero los muchachos del HAPPY BOY prueban la mercancía y si les gusta como trabajas, te llevan a Guatemala, sino les gusta, pues no te llevan.”
“Faltan dos días para que ellos vengan. Así que tengo dos días para que ustedes me enseñen todo lo que saben. Porque en dos días yo me voy a Guatemala.” Respondió la Muñeca con prepotencia.
El resto del día las mujeres estuvieron compartiendo secretos de trabajo. Contando chistes y bromeando. Esperando que la Dueña del lugar les enviara la comida. Ya que la Dueña reunía en su casa a todas las chicas que querían trabajar. Luego las enviaba a diferentes lugares, cobrando una comisión por cada chica que reclutaba para el trabajo de limpieza.
Sin proponérselo, Elida se acoplo cómodamente a su nueva identidad como La Muñeca. Parecía que el trauma vivido había abierto la puerta a los placeres prohibidos. Una puerta que Elida estaba dispuesta a cruzar para dejar atrás su pasado y dedicarse a vivir sorpresivamente como La Muñeca. Sus nuevas amigas facilitaron ese cambio al incluirla en un mundo desconocido y sin límites, donde para la Muñeca no existía el miedo, la tristeza ni el dolor.
Entre sus nuevas amigas la Muñeca desarrollo un sentido de pertenencia, al sentirse querida, feliz y en familia. La rutina de levantarse temprano para bañarse, alrededor de la pila de agua cuando el gallo cantaba cada madrugada, era para la Muñeca como un ritual de sanación y renacimiento a un estilo de vida propicio a su juventud y sus deseos de conocer el mundo que la rodeaba sin ser juzgada.
Ligeramente maquillada, con el pelo extendido hacia un lado de su rostro, una cinta dorada colocada alrededor de su cabeza y luciendo un vestido corto de encaje blanco con un pronunciado escote, la Muñeca esperaba por los muchachos que llegarían a escoger las chicas para llevárselas a Guatemala. Cuando la puerta de la casa se abrió para darle paso a los muchachos del HAPPY BOY, los rayos del sol aprovecharon para colarse al interior de la casa, cegando momentáneamente los ojos de la Muñeca que estaba de frente a la puerta.
La Muñeca cerro los ojos apretándolos fuertemente, cuando los pudo volver a abrir frente a ella estaba Pablo un joven delgado, pelo negro, ojos color café, físicamente guapo. Pablo acaricio suavemente el rostro de la Muñeca, que al sentir el contacto de la mano de Pablo sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo.
“Busca tus pertenencias personales, porque nos vamos a Guatemala.” Dijo pablo con tono de voz grave pero melodioso. El sonido de la voz de Pablo fue como un hormigueo adentro del vientre de la Muñeca, que obedeció sin decir ninguna palabra.
Mientras la Muñeca colocaba sus pertenencias en un bolso de tamaño mediano que le había regalado Thelma, sus amigas se acercaron a ella. Dina fue la primera que hablo, “Vimos cómo te quedaste toda boba cuando Pablo se acercó a ti.”
Brisa dijo, “Todas hemos estado con Pablo, a él le gusta probar toda la mercancía y divertirse con todas las cipotas, pero Pablo es malo. Es un golpeador y no respeta a ninguna mujer.”
“Por experiencia propia sé que te gusto Pablo, diviértete con el pero no te vayas a enamorar como nos pasó a muchas de nosotras. Pablo no sabe querer a nadie.” Dijo Thelma con preocupación.
La muñeca suspiro profundamente sin decir nada. Luego todas las mujeres salieron a la calle y se subieron a un bus de transporte público. Pablo se sentó junto a la Muñeca comportándose de forma caballerosa y haciéndola reír contándole chistes. De vez en cuando ponía su mano derecha sobre las piernas de la Muñeca.
Cuando el bus llego a la frontera con Guatemala, a todas las mujeres se les dio ropa para que se cambiaran. Algunas recibieron canastos con frutas, con pupusas o con bolsas de agua. Thelma se acercó a la Muñeca para decirle, “Si no quieres usar tu pasaporte para cruzar la aduana, tienes que fingir muy bien que estas vendiendo fruta. Así podrás libremente caminar al otro lado sin que nadie te diga nada.”
Con preocupación la Muñeca pregunto, “¿Cual pasaporte? Si yo no tengo ninguna identificación.”
Justo en ese momento llego Brisa, que respondió mientras aplaudía fuertemente “El pasaporte para cruzar la frontera lo llevas debajo del vestido. Y si no quieres usarlo, comienza a vender fruta para cruzar al otro lado. Porque si te atrapan esos policías guatemaltecos no te van a dejar ir sin que les des el pasaporte. O crees que te van a soltar por tu cada bonita, ¡Ni que fuera tu cumpleaños!
Las tres mujeres comenzaron a reír a carcajadas e inmediatamente se fueron por distintos caminos vendiendo los productos de sus canastos. Ninguna de ellas tubo dificultad para cruzar al otro lado de la frontera, donde ya las estaba esperando un microbús que las llevaría a Jutiapa, donde comenzarían a desempeñar inmediatamente su trabajo de limpieza.
Durante el viaje hacia Jutiapa Pablo no se separó de la Muñeca y de vez en cuando le susurraba cosas al oído, mientras sus manos de forma inhibida exploraban la belleza física de la Muñeca. Cuando llegaron a Jutiapa, el bus se detuvo frente a una enorme casa. Las puertas de la entrada principal estaban abiertas hacia ambos lados. La visibilidad hacia el interior de la casa estaba bloqueada por una pared de madera color azul que tenía escrito con letra rojas “BIENVENIDOS AL HAPPY BOY”. Cuando la Muñeca camino hacia el otro lado de la pared de madera y vio por primera vez el interior de la casa, su corazón comenzó a latir a toda prisa asombrada por lo que estaba viendo.
CONTINUARA…
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