La expectativa de poder hacer algo maravilloso en nuestras vidas, nos llena de tanta emoción que resulta difícil mantener nuestras funciones corporales con normalidad. La noche anterior Nora se había mantenido despierta hasta la madrugada. Luego el cansancio la venció, obligándola a quedarse dormida involuntariamente con la imagen del rostro de Eduardo en su mente. Al día siguiente Nora seguía durmiendo en su cama manteniendo una respiración apacible, mientras el sonido del viento se escuchaba golpeándose contra el techo de la casa, las gotas de lluvia caían paulatinamente sobre el suelo. Así, con el sonido de la lluvia poco a poco Nora fue despertándose esa mañana.
Su cuerpo estaba rebosante de energía, desbordando adrenalina por cada uno de los poros de su piel. La convicción de saber que no estaba loca le daba la seguridad necesaria en si misma para poder salir a conquistar la etérea e inalcanzable quimera que oprimía su pecho, manteniendo a su corazón atrapado en el amor por un hombre que no conocía. “Eduardo”, repetía entre susurros que se escapaban entre sus sensuales labios.
Rápidamente Nora se alisto para ir a la Universidad y se fue sin desayunar. Sin importarle que aún faltaban dos horas para que comenzara su primera clase. Cuando llego al campo universitario se dirigió hacia la enfermería. Al abrir la puerta de la habitación donde se había quedado Eduardo, sintió un golpe frio que paralizo sus movimientos al ver la cama vacía.
Sorpresivamente sintió unas manos deslizándose sobre sus brazos, brindándole una suave caricia con sus dedos. Su corazón se aceleró al sentir el aliento de Eduardo sobre su oreja derecha diciéndole “Buenos días”. Lentamente Nora se volteó y su rostro quedo de frente al rostro de Eduardo. Los ojos de Nora se encontraron con la mirada profunda y melancólica de Eduardo. La respiración de ambos se agito, mientras Eduardo besaba los trémulos labios de Nora por primera vez.
Extasiado por el mágico momento que estaba viviendo, Eduardo dejo que sus lágrimas corrieran por sus mejillas al abrir sus ojos, para decir con suavidad y dulzura, “Te Amo ANA”.
Nora no podía contener las emociones de su cuerpo, sus labios temblaban, su piel se erizo, su corazón latía apresuradamente y sus ojos desbordaban amor. Al escuchar las palabras de Eduardo, respondió con una sonrisa en sus labios, “No soy Ana, me llamo Nora. Y quiero saber que me responderías si te dijera que te AMO.”
“Me casaría contigo sin dudarlo”, respondió Eduardo mientras la envolvía entre sus brazos.
Eduardo escuchaba a Nora, observando sus movimientos. Pero su cerebro y su corazón únicamente percibían el inconfundible rostro de Ana. Sin embargo, sobreponiéndose a la ilógica situación que estaba viviendo, sujeto las manos de Nora y le dijo, “Yo también te amo Nora, me enamore de ti desde el primer instante en que mis ojos se encontraron con los tuyos. Te amo tanto que ya no podría separarme de ti”
A partir de ese día, Eduardo y Nora se volvieron inseparables. Se apoyaban mutuamente para realizar las tareas universitarias. Salían frecuentemente de paseo. Comían juntos casi todas las tardes antes de que Nora regresara a su casa.
Una tarde mientras el sol tenía el horizonte con los colores del otoño en primavera, el recuerdo de Ana impulso a que Eduardo sintiera la necesidad de llamar a sus gemelos y conversar con Susana. Esa fue la primera vez que Eduardo los llamaba desde que se había cambiado de ciudad. Cuando Susana contesto y escucho la voz de Eduardo se quedó en silencio, “Hola Susana, sé que no he llamado en mucho tiempo, pero tú sabes que amo con todo mi corazón a mis hijos y quiero hablar con ellos.” Sin pensar en las consecuencias de sus palabras Eduardo continuo, “Estoy planeando ir a visitarlos en mis próximas vacaciones. También quiero que sepas que tengo novia y me he vuelto a enamorar.”
La seguridad con que Eduardo hablaba y la entonación alegre de su voz, irritaron los sentidos de Susana, por lo que sin decir ninguna palabra colgó el teléfono. La actitud de Susana desconcertó a Eduardo, que comenzó a divagar entre muchos pensamientos. Podría ser que Susana se hubiera enojado al escuchar que él se había vuelto a enamorar. O quizás estaba enojada porque dejo pasar mucho tiempo antes de llamarles. Eduardo volvió a llamar y en esta ocasión contesto April que estaba feliz de escuchar la voz de su papá.
A partir de ese día, Eduardo comenzó a llamar con frecuencia a sus gemelos y cuando Susana contestaba el teléfono simplemente llamaba a April o John para que hablaran con su papá. El noviazgo de Nora con Eduardo se fue fortaleciendo cada día un poco más, al igual que la confusión en el cerebro de Eduardo al confundir la realidad con el recuerdo de Ana. Sin embargo, Eduardo de dejaba cautivar por la atrayente personalidad de Nora. Y aunque constantemente la comparaba con Ana de forma silenciosa, también aprendió a quererla por ser diferente en muchos aspectos a quien anteriormente había sido el amor de su vida.
Conforme los días avanzaban, Nora se impacientaba esperando el momento en que Eduardo se decidiera a pedirle que se casa con él. Así que decidió empujarlo a comprometerse con ella de una forma más sólida, invitándolo a conocer a su madre y a que le pidiera permiso formal para continuar su noviazgo. Eduardo acepto y un jueves por la noche llego a la casa de Nora.
Cuando Nora lo invito a entrar a su casa, su madre los estaba esperando en la sala. Conforme Eduardo avanzaba sus piernas comenzaron a temblar, en cierta forma Eduardo sentía que al comprometerse formalmente con Nora estaba traicionando el amor que aun sentía por Ana.
“Madre, este es Eduardo, el hombre al que amo con todo mi corazón.” Dijo Nora con una visible felicidad que se expresaba abiertamente con cada uno de sus gestos y palabras.
Cuando Eduardo vio a la madre de Nora, sintió un estupor recorrer todo su cuerpo, mientras su cerebro se ofusco impidiéndole actuar correctamente. Entonces con mucha sorpresa y fuerte voz dijo, “¡Alicia! ¿Usted es la madre de Nora?”
Alicia se puso de pie, se acercó a Eduardo, le tomo de la mano diciéndole, “Mucho gusto Eduardo. Antes de aprobar tu noviazgo con mi hija, necesito hablar contigo a solas.”
CONTINUARA…
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