¿Alguna vez han tenido curiosidad por saber cómo se realiza una operación a corazón abierto?
Yo sí… Como lo he expresado en otras oportunidades soy muy curioso. Yo he leído que una operación a corazón abierto puede durar entre tres y seis horas, que es un procedimiento complicado de realizar pero que puede salvar muchas vidas y con la medicina moderna el riesgo de morir en una operación a corazón abierto es mínimo. Mientras leía sobre la operación, puse mi mano derecha sobre mi pecho impresionado, ya que para poder realizar una operación directamente al centro del universo del cuerpo humano, EL CORAZON QUEDA TOTALMENTE EXPUESTO A LA VISTA DEL MEDICO.
¡Se imaginan! Yo creo que los médicos cirujanos están acostumbrados a ver todos los órganos internos del cuerpo humano. Entonces yo pregunto, “¿Cuántos de nosotros conocemos a nuestro corazón?” y no me refiero a su aspecto físico, tamaño o color. Sino a las emociones, sentimiento, deseos y anhelos que habitan en su interior, en la Biblia dice, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y sin remedio; ¿Quién lo conocerá?, Jeremías 17:09”. Yo he tratado de conocer a mi corazón cada día de mi vida, y aun no lo comprendo. Porque se enoja cuando debería estar feliz. Me hace llorar cuando quiero decir lo que siento. Añora a las personas que amo cuando están lejos, pero se comporta indiferente con ellas cuando están cerca. Y a pesar de que es el primero en saber cuándo me enamoro, se erita con facilidad de forma injustificada, se llena de celos, sufre por los desprecios, y se entristece en la soledad de los recuerdos.
Entonces me surge una nueva pregunta, “¿Sabemos cómo funciona?”. Además de saber que palpita en promedio más de 2,500 millones de veces durante toda nuestra vida y que es el encargado de fluir la sangre que lleva nutrientes a todas nuestras células, deberíamos de considerar que cuando el corazón se enferma expresa su dolor a través de todo el cuerpo: Contrayendo nuestros músculos, sofocando nuestra garganta, restringiendo nuestra respiración y sometiéndonos a un tormentoso remolino de cambios químicos al paralizar el torrente sanguíneo; ya que deja de fluir oxígeno en todos nuestros sistemas. Para evitar que el corazón se enferme, hay que aprender a elegir con sabiduría, actuar con prudencia y eliminar actitudes negativas sin importar la edad que tengamos. En la Biblia dice, “Quita, pues, el enojo de tu corazón y aparta el mal de tu carne, porque la adolescencia y la juventud son vanidad. Eclesiastés 11:10”.
En este punto puedo decir que el corazón es muy complicado y por eso me pregunto, “¿Qué le gusta?”. Particularmente yo no puedo decir con exactitud qué es lo que le gusta a mi corazón, pero pienso que se siente feliz cuando disfruto de todo lo que hago. Cuando soy caritativo con las personas necesitadas. Cuando ofrezco palabras de consuelo a los que sufren. Cuando ayudo a curar las heridas de los que combaten sus propias guerras en un mundo hostil e inhumano. Cuando planto un árbol. Cuando aspiro el aroma de una flor. Cuando comparto mi tiempo con los seres que amo. O simplemente cuando soy cortes, amable, saludo y respeto a todas las personas o comparto una sonrisa con acción de gracia y semblante alegre donde quiera que voy. En la Biblia dice, “El corazón alegre hace bien como una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos. Proverbios 17:22”
Después de una breve reseña quiero preguntar, “¿Cuántos de nosotros nos preocupamos por cuidar y proteger a nuestro CORAZON? En muchas ocasiones mi corazón se ha acelerado a más de mil por hora, pero creo que buenos hábitos alimenticios, higiene personal y ejercicio constante pueden ayudar a mantenerlo sano. El corazón en cierta forma no es un órgano COMPLEJO, pero si muy SABIO y constituye una caja de seguridad dentro de nuestro cuerpo donde podemos ELEGIR poner nuestros pensamientos más perversos, almacenar nuestras peores intenciones, albergar nuestros más oscuros secretos o colocar nuestras buenas acciones, nuestros más puros y limpios sentimientos, nuestras emociones más alegres, los momentos felices, la caridad, la perseverancia, la esperanza, la Fe y el amor. En la Biblia dice, “Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja al hombre. Proverbios 27:19”
Nuestro corazón no late solo por latir, nuestro corazón late para darnos vida. Y cada persona es libre de elegir lo que desea guardar dentro de su corazón, pero bueno es desechar, la envidia, la pereza, el desdén, la ignorancia, todo pensamiento malo que nos aleja de vivir una vida saludable y libre de problemas.
Al aprender a corregir nuestras actitudes inapropiadas, deberíamos aprender a ser más honestos con nosotros mismos y con los demás. Sinceros al aceptar nuestros errores y corregir nuestros defectos. Prudentes al aceptar nuestras debilidades para desarrollar fortaleza en la adversidad. Humildes al lograr el éxito, sabios para aceptar y respetar a todas las personas por igual.
Por último; para llegar a conocer a cabalidad a nuestro corazón tenemos que aprender a conocer a Dios, a través de amar a todos los miembros de nuestra familia como si fuéramos niños reflejando la pureza de ese amor en nuestros ojos y con la integridad de nuestras almas sin esperar nada a cambio. Expresando ese amor todos los días de nuestra vida, sin limitaciones, sin complejos, sin dudas y con toda la intensidad de nuestro propio ser. Esforzándonos por ser felices, valorando y aceptando a cada persona tal como es. Sin pretender cambiar los sentimientos, pensamientos o acciones de ninguno de ellos. Para que cada cual sea un reflejo fiel de sí mismo al sentirse amado y con la libertad de poder amar. Porque el amor verdadero únicamente se puede expresar a CORAZON ABIERTO.
Leave a Reply