Cuando somos niños generalmente queremos experimentar con sensaciones nuevas, tratando de descubrir el mundo que nos rodea. Explorando situaciones que en algunos casos son peligrosas, sin medir limites porque carecemos del conocimiento necesario para poder definir a plena conciencia lo que hacemos.
Generalmente respondemos a estímulos buenos o malos. A veces simplemente seguimos instrucciones de los adultos, aunque a veces la curiosidad nos impulsa a hacer lo que nuestra imaginación desarrolla en nuestra mente.
Y conforme vamos aprendiendo a través de la experiencia comenzamos a ser un poco más prudentes o precavidos al decir o querer hacer algo.
Yo, por ejemplo, aprendí hace mucho tiempo que los extremos generalmente son malos, porque cuando somos extremistas difícilmente obtenemos los resultados que buscamos de una forma satisfactoria.
¿Alguna vez han metido los dedos en un cubo con hielo? Tal vez les parezca una pregunta un poco tonta porque se puede pensar que la mayoría de la gente lo ha hecho. Pero lo que realmente quiero es hacer notar que la sensación lógica es sentir un frio agradable o divertido cuando lo hacemos tan solo unos segundos. Sin embargo, si mantenemos por mucho tiempo los dedos sumergidos en el cubo con hielo el resultado dejara de ser divertido porque obtendremos quemaduras en la piel o severo daño irreversible dependiendo del tiempo que nuestros dedos se queden sumergidos en el hielo.
Por otro lado, también pregunto ¿Alguna vez al metido los dedos en una llama de fuego? Esta vez la pregunta podría considerarse mas tonta que la primera; porque se puede pensar que la mayoría de la gente nunca metería los dedos en una llama de fuego. Sin embargo, todos utilizamos el calor que se puede generar de una llama de fuego que sea controlada o regulada con el fin de cocinar, protegernos del frio, o para divertirnos alrededor de una fogata, chimenea o barbacoa. Claro está que actualmente existen oros métodos para generar calor, pero sin importar la fuente de calor si nos exponemos demasiado o nos acercamos demasiado al grado de tocar esa fuente de calor el resultado será que nos quemaremos la piel o podremos tener danos severos irreversibles.
Jugar con hielo es muy divertido, pero si no se tiene la responsabilidad suficiente para ser responsable de controlar la forma como utilizamos el hielo se pueden generar accidentes que como resultado den una fractura de hueso, dientes quebrados, sangrado en las manos o pies debido a resequedad ocasionada por la exposición continua al frio.
El fuego ha sido utilizado a través de la historia como parte fundamental del desarrollo humano, pero cuando se utiliza de forma descuidada ha generado también grandes catástrofes alrededor del mundo.
En cierta forma necesitamos del Hielo y del Fuego en nuestras vidas. Recordemos que el hielo es agua y en su estado líquido representa vida.
En otras palabras, tanto el Agua como el fuego utilizados en pequeñas cantidades y de forma responsable pueden bendecir nuestras vidas. Porque si se utilizan sin control de manera negligente y en grandes cantidades tanto el agua como el fuego pueden matar y destruir toda la vida a nuestro alrededor.
En nuestras vidas debemos aprender a balancear, nuestros gustos, deseos, trabajos, conflictos, sentimientos, emociones, relaciones, apariencia física, intelecto y pensamientos de tal forma que no estemos viviendo en los extremos. Porque todo lo que hacemos, decimos o pensamos puede bendecir nuestras vidas o destruirnos como seres humanos.
En la medida que tomemos conciencia de la necesidad que tenemos de relacionarnos con todo lo que nos rodea, aprenderemos a respetar todo lo que existe sobre esta tierra, aprenderemos a disfrutar de cada segundo que el reloj marque en nuestras vidas, aprenderemos a gozar de cada situación buena o mala que experimentemos, aprenderemos a vivir ordenadamente y respetando la vida privada de todas las demás personas, aprenderemos que es mejor vivir con el calor de una sonrisa compartida en un instante espontáneamente que sufrir por quemaduras que nos dejaran cicatrices para toda la vida por desenvolvernos en los extremos del Hielo o el Fuego.
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