LA ALONDRA DE ORIENTE. (Parte XIV)

Desolación, impotencia, sufrimiento y una inmensa tristeza formaban un torbellino de dolor que quedaba en el corazón de Alondra después de la muerte de Irene.  Emociones que destruían todo sentimiento dentro de su ser.  Adormeciendo el amor e inutilizando su capacidad de reacción, esclavizándola adentro de un abismo negro, cuya profundidad amenazaba con crear un vacío intenso en su alma; donde poco a poco se desvanecía toda ilusión y se perdía la fortaleza de su espíritu. 

Con la voluntad quebrantada por el sufrimiento, Alondra se convirtió en presa fácil de los deseos inescrupulosos de Saul, quien la convenció fácilmente de regresar a cantar.  Con la falsa promesa de que, “al cantar”- la intensidad del dolor que sentía por la pérdida de su hija disminuiría. Alondra no opuso resistencia a los deseos de Saul.  Entonces comenzaron a viajar por toda Guatemala.  Alondra cantaba donde quiera que Saul le consiguiera un contrato.  Y cuando se sentía desfallecer por el cansancio, como serpiente astuta y vilipendiosa, Saul le ofrecía una botella de licor.  Explicándole que el licor calmaría su tristeza y le devolvería la alegría.  También le decía que el licor le ayudaría a recuperar las fuerzas necesarias para seguir viajando y cantando.

Alondra se aisló del mundo que la rodeaba al perder todo contacto con su familia y con la realidad.  Siempre se quedaba encerrada en alguna habitación de los diferentes hoteles donde se hospedaban cada vez que se presentaba a cantar.  Saul cobraba siempre por adelantado, pero Alondra no recibía ningún dinero por sus presentaciones.    La vida de Alondra se volvió incoherente al convertirse en víctima de la manipulación, explotación y el desamor de su esposo.  Con cada día marcado en el calendario crecía la dependencia de Alondra por el licor.  Obligándola a caminar sobre un suelo pantanoso donde era muy difícil mantenerse de pie, hundiéndose cada vez más en la enfermedad del alcoholismo.

Los años siguientes fueron de mucho tormento para Alondra, ya que no pudo superar la perdida de Irene debido a que Saul se encargaba de mantenerla sumida en la tristeza para poder seguir controlándola para satisfacer su propia ambición.  Alondra convertida en un títere en las manos de Saul hacia todo lo que él le pedía. Debido al éxito de Alondra en las ferias de los pueblos Saul logro reunir el dinero suficiente para materializar su sueño de tener su propio club nocturno.  Así que un día simplemente le dijo a Alondra que dejarían de viajar y regresarían a Jutiapa para establecerse en su propio negocio donde ella seria la estrella principal.

Al escuchar que regresarían a Jutiapa, Alondra recordó a su familia como si fueran sombras de un pasado feliz que nunca existió.  Sintiendo pena de sí misma bajo la cabeza y comenzó a llorar.  Hacia tanto tiempo que no sabía nada de su familia.  Su mente se llenó de recuerdos y por un instante la luz de la verdad de su condición como ser humano comenzó a chispear en su interior al recordar los cuidados de su padre, el amor de Hilda y la compañía de sus hermanos.  Llenando con desesperación todos sus sentidos, obligándola a gritar desesperadamente, suplicando por un poco de paz para su acongojado corazón.

Fue un mes de noviembre cuando Alondra regreso a Jutiapa, en los días en que el viento sopla con fuerza y la temperatura del clima comienza a descender creando un ambiente agradable, pero frio en todo el pueblo.  Saul la llevo directamente a la casa de sus padres, quería obligarla a vivir nuevamente en la habitación donde ocurrió la tragedia en que Irene perdió la vida.  La puerta de entrada de la habitación rechino como vieja puerta de cementerio cuando Saul la abrió.  Alondra sintió que su corazón se endureció como piedra al entrar.  Sus ojos de forma instintiva buscaron de forma abrupta el lugar donde Irene se quebró la nariz al caer de la cama.  Entonces Alondra giro su cabeza hacia donde estaba Saul y de forma desafiante le dijo, “No me quedare aquí, llévame a otro lugar o me regresare a la casa de mi Padre.”

Temiendo perder control sobre Alondra, Saul la llevo al lugar que había rentado para convertirlo en club nocturno y se instalaron en un cuarto que servía como bodega.  Al día siguiente Alondra sintió el deseo de ir a visitar a su familia, pero al mismo tiempo se sentía culpable de no haberles escrito ni llamado durante tanto tiempo.  La falta de seguridad en sí misma le impidió acercarse a la casa de su padre.

El rumor de que La Alondra de Oriente había regresado a Jutiapa y la apertura del nuevo club nocturno se esparció rápidamente.  Hilda y Manuel dudaban de que el rumor fuera cierto, porque pensaban que, si Alondra hubiera regresado, ya los habría visitado.  Pero Alondra sumida en un complejo sentimiento de culpa y frustración por su dependía del alcohol sentía mucha vergüenza, por lo cual se mantenía encerrada, sin salir a ningún lugar.

El día de la inauguración del club nocturno, Manuel estaba en primera fila esperando el momento de ver a la cantante, porque quería saber si realmente se trataba de su hija.  Cuando Alondra apareció en el escenario, Manuel sintió mucha tristeza y dolor al no comprender porque Alondra no los había buscado, entonces se puso de pie y se fue.  Alondra no se percató de que Manuel había estado allí y de que se había ido antes de que ella comenzara a cantar.

Manuel llego a su casa con lágrimas en sus ojos.  Hilda lo estaba esperando ansiosa por saber si era cierto que Alondra había regresado a Jutiapa.  Manuel no dijo nada, simplemente abrazo a Hilda y comenzó a llorar como un niño.  Cuando se calmó, Hilda le pregunto, “¿Es Alondra la cantante del nuevo club nocturno?”.

Manuel respondió moviendo la cabeza de forma afirmativa.  En ese momento Hilda sintió la necesidad de buscar a Alondra, necesitaba verla, necesitaba saber que estaba bien.  Entonces le suplico a Manuel, “Llévame con ella, quiero verla, necesito saber si está bien mi pequeña Alondra.”

Manuel regreso al club nocturno acompañado por Hilda, cuando llegaron la presentación de Alondra ya había terminado.  El ambiente en el lugar era deplorable, hombres borrachos disfrutando de la compañía de mujeres sin restricciones, consumiendo alcohol, riendo a carcajadas mientras escuchaban chistes vulgares y respirando un olor nauseabundo de cigarro mesclado con sudor.

Hilda se sujetó fuertemente del brazo izquierdo de Manuel, que estaba atónito al observar lo que estaba ocurriendo.  Ambos comenzaron a caminar por entre las mesas y sillas buscando a Alondra.  Manuel fue el primero en ver a Saul parado como guardián cuidando la puerta de la bodega, sin pensarlo Manuel se abalanzó sobre él, “¿Dónde está Alondra?”.  Saul no respondió.  Entonces Manuel sujetando a Saul por la camisa lo empujó hacia el suelo, luego le dio una fuerte patada a la puerta para abrirla y lo que vio le desgarro el corazón.

Alondra estaba acostada en la cama, amordazada y amarrada de las manos hacia la cabecera de la cama con una cuerda plástica, mientras un hombre comenzaba a desvestirla.  Manuel agarro fuertemente al hombre del pelo, tirándolo al suelo donde lo comenzó a patear con rudeza.  Hilda corrió hacia Alondra y la comenzó a desamarrar.  Después los tres salieron rápidamente del lugar.

Al llegar a casa, Hilda observo detenidamente como el aspecto físico de Alondra había cambiado, estaba muy delgada y visiblemente desmejorada, entonces tal como lo había hecho cuando Alondra llego por primera vez a su lado la abrazo con ternura y la cubrió con su amor de madre para ayudarle a sanar sus heridas emocionales sin reproches ni preguntas.

CONTINUARA…

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