Estamos en el mes de mayo, que es el quinto mes del año y muchas personas han dejado por un lado todos o casi todos sus propósitos de año nuevo; los cuales fueron establecidos al inicio del mes de enero que es el primer mes del año. Por otro lado, creo que: No tiene ninguna relevancia el mencionar que estamos viviendo en el año 2019. Ya que muchos de nosotros hemos dejado de cumplir, otros propósitos establecidos en años pasados, también.
Cada inicio de año, por costumbre o por iniciativa propia, las personas realizan un análisis de sus actividades pasadas y establecen propósitos para efectuarlos en los meses siguientes. Pero, mientras transcurre el tiempo se dan cuenta que no pueden darle seguimiento a ninguno de ellos y sin embargo continúan en cierta forma martirizándose a sí mismos, tratando de no darse por vencidos en su lucha por lograr sus propósitos de año nuevo. Me han preguntado: ¿Cómo podemos establecer bases sólidas para cumplir con los propósitos de año nuevo?
Un propósito se define como: La firme determinación de hacer algo. Lo cual lo convierte en un objetivo que pretendemos alcanzar; entonces, aunque parezca redundante podemos definir un objetivo como: Aquello que nos impulsa a tomar decisiones, perseguir aspiraciones o establecer metas para lograr un fin determinado. Ya sabiendo que un propósito es igual a un objetivo, con la diferencia de que un propósito es mucho más amplio y refleja deseos que en ocasiones son complicado para realizar, podemos empezar a utilizar la palabra objetivo porque es medible, planificable, organizable y limitado por el tiempo. De esta forma, podemos modificar un poco la pregunta original y reescribirla de esta manera: ¿Cómo establezco metas que me ayuden a alcanzar los objetivos planificados en los próximos doce meses? Así, estaremos comenzando a establecer bases solidas sobre las cuales podemos apoyarnos para alcanzar nuestros objetivos.
También, debemos de reconocer que un propósito de año nuevo surge como una emoción por realizar algo y muchas veces es subjetiva o simplemente reflejo de un deseo insatisfecho en años pasados. Por eso, en muchas ocasiones los olvidamos dos o tres meses después de haberlos expresado ya que carecen de una real importancia en nuestras vidas, lo cual se demuestra cuando ya han transcurrido cinco meses del año y por diferentes motivos no hemos podido darle seguimiento a ninguno de ellos.
Algunos de mis amigos me han mostrado sus listas de propósitos para año nuevo y me parece estupendo que los escriban para no olvidarlos, siempre y cuando esa lista no se convierta en un recordatorio frustrante de cosas que queremos realizar y no podemos por falta de tiempo, falta de compromiso o por una lista interminable de obstáculos que nos impiden cumplir con ellos. Por esta razón, yo creo que antes de enmarcar nuestros propósitos en un listado, debemos definir cuáles son realmente nuestros objetivos por alcanzar durante los meses venideros. Reconociendo que cambios queremos efectuar y organizar en nuestra vida. Así, podremos definir cuál sería el propósito que nos motive a efectuar esos cambios, asumiendo un compromiso constante con nosotros mismos para poder alcanzarlos.
También creo que los meses del año transcurridos no deben definir el éxito o el fracaso de estos objetivos, ya que, si bien han pasado cinco meses del año, todavía tenemos siete meses más para poder cumplir con nuestros propósitos. Tampoco debemos concentrarnos en pensar en el tiempo que no hemos trabajado por lograrlos, porque entonces nos frustramos y podemos desechar estos propósitos. Otro error común que se puede cometer es pensar que el próximo año tendremos mas tiempo para realizarlos, sin tomar en cuenta que cada año es igual con 12 meses y ese parámetro no va a cambiar. Por lo tanto, lo que tiene que cambiar es nuestra manera de actuar ante las circunstancias diarias y luchar por fortalecer nuestro compromiso hacia la realización de esos propósitos. Esforzándonos por no darnos por vencidos. También, después de haber definido y puntualizado ¿Por qué? Y ¿Para qué? Queremos cumplir con esos objetivos, debemos planificar nuestras actividades diarias. Estableciendo metas sencillas pero efectivas, que nos ayuden a avanzar y lograr nuestros objetivos.
No tratemos de organizar nuestro tiempo, porque el tiempo no define nuestra productividad. Cambiemos nuestra manera de pensar y nuestra actitud para realizar nuestras tareas diarias. Esforcémonos por disfrutar de todo lo que hacemos, sin importar si son tareas fáciles, difíciles, de trabajo, hogar, escuela, amigos o familia. Ya que con una mente centrada en hacer todo de buena gana y de forma feliz, seres capaces de generar la energía suficiente para lograr una actitud positiva; capaz de mover todos nuestros sentidos y cuerpo enfocados en terminar todas nuestras tareas diarias. Así, lo haremos antes de que termine el día; logrando con ello como recompensa tener tiempo para trabajar en nuestros propósitos y disfrutar de todas las cosas personales que nos gusta hacer por diversión o placer.
Y de esta forma aprenderemos que el tiempo no existe cuando nos divertimos buscando el éxito, perseverando en todo lo que hacemos, respetando todo lo que nos rodea y amando todo lo que tenemos.
Leave a Reply