Cuando una persona muere ocurre una separación de cuerpo y espíritu. Y aunque no podamos verle físicamente, nunca se separa de nuestro lado ya que permanece en nuestros recuerdos, pensamientos y corazones.
A la luz de un farol ¡En penumbras! Sentado sobre una roca, aturdido y sin punto fijo, dirijo la mirada hacia el entorno vacío, envuelto en una inexplicable soledad ¡Soñando con volver a casa!
¡Cuán imposible deseo! Le he pedido a la vida susurrándole al viento, que me permita un instante más; aunque tenga que robárselo a la eternidad ¡Solo para verte de nuevo!
